Tuve un viaje, un viaje hermoso a las profundidades de mi ser y del mundo.
Tuve un sueño en que le me desprendía de mi cuerpo y volaba sobre ruinas hermosas en una noche tan llena de luz y misticismo, esa noche me dijo que me desprendiera de todo lo mundano del mundo, que empezara a mirar al cielo y a renacer de nuevo.
En mi viaje, pude ver la magia de las flores de loto surgiendo del los manglares de mi querido México, pude oler la esencia de la pureza y pude entender que la verdadera belleza está en apreciar pequeños momentos y estar siempre presentes, en el aquí y en el ahora.
Doy gracias a la vida, por tener una familia excepcional, que no es perfecta y no busca serlo, pero que amo con todo mi ser, y compartir con ellos esos momentos es un deleite.
Tuve un viaje a las inmensidades del mar, y de mi ser. Puedo comprender ahora que respirar cada día es un milagro, y que lo verdaderamente real es el amor incondicional que podamos ofrecer y recibir.
Hoy abro una vez mas los ojos para ver más allá de lo visible
y reconocerme como parte y dentro de este cosmos maravilloso que nos provee de tantas cosas y que es nuestro hogar.