Segunda Parte
¡Auch!, El café burbujeante me había quemado, a pesar de que era púrpura era rico. Y desde la maldición todos los líquidos eran púrpuras. A veces más violetas otras veces más azules pero todo era un circo en nuestra ciudad. Muchos decían que era el apocalipsis, y tal vez tenían razón, pues de tantos temblores mi cuarto tenía una gran grieta en forma de V en el techo. Y a veces soñaba que de ahí salía Úrsula con sus grandes ojos que penetraban mi alma.
Mi carrera de músico es prometedora, a mis amigos y a mí, nos sirvieron esas noches de guitarra bajo la luna y al calor de la fogata para hacer una banda, de ideas hippies y progresivas. Alguna vez nos conocieron como los mejores de la ciudad. Mi vida se podría decir que está arreglada. Solo hace falta ir al lugar que tengo que ir y olvidarme de esta ciudad, de ésta maldita ciudad. Mis amigos me esperan, cuando termine este café saldré para allá. Tomaré el primer vuelo y me olvidaré de todo esto. No sin antes escribir y quemar todo lo que tengo guardado. Necesito dejar todo atrás, olvidar, y vivir.
Tercera parte
Todo había salido a la perfección ese día de brujas, pero todos teníamos que probarnos que aunque en esa casa verde con reja roja vivieran los seres más raros y fascinantes del mundo, no se salvaba. Así que llegamos. Nicolás fue el más valiente de todos y toco a la puerta. Una puerta grande muy grande con un eco feroz. Todos nos quedamos quietos, sin aliento, sudábamos, pero teníamos listos los huevos y lo que fuera que íbamos a aventar. Se escuchaba al fondo como alguien tocaba armoniosamente el piano, parecía que nadie nos había escuchado, de nuevo Nicolás junto con migo tocamos fuertemente la puerta, y súbitamente el piano se calló con un estruendo horrible que erizó mi piel. Pasaron segundos que para mi fueron horas. Y de repente la madera de la puerta crujió y se abrió. Era Úrsula con sus grandes ojos desafiantes y penetrantes, su cabello rojo alborotado con una cuchara en la mano. Nos preguntó que se nos ofrecía. Que no era digno molestarla cuando tocaba el piano, pues la inspiración se tardaba mucho en llegarle, y que además estaba a punto de comerse una deliciosa sopa de tortilla y que eso era mucho peor. Sentí que no había sido la mejor forma de conocerla, pero desde que la vi, muchos sentimientos se reanimaron en mí, como si ya la conociera desde hace mucho tiempo. Gabriel sacó su bolsa de dulces y le insinuó que si no tenía dulces para darnos. Ella con una mueca de incredulidad, nos dijo – ¿Qué no son muy grandes para pedir dulces?, mejor entren y les doy sopa, hay mucha y estoy sola y no me gusta comer sola.
Todos nos quedamos pasmados, su perro no dejaba de ladrarnos, realmente era escalofriante pensar en que íbamos a pasar a esa casa llena de misterios y rumores. Yo no supe qué decir pero ahí estaba con mi cabeza diciéndole que si. Pero a Gabriel ni a Mauricio les pareció buena idea. Así que decidieron irse, quedándonos solos Nicolás y yo. Nicolás no dejaba de ver a Úrsula como hipnotizado, y eso me incomodaba. Úrsula nos paso a su recibidor con un piano negro de cola viejo y hermoso que no pude evitar contemplar ni tocar, me abalancé a el y lo empecé a tocar en lo que Úrsula no se que hacía.
Solo toqué dos acordes cuando la mano de Úrsula fría y firme apretaba mi muñeca..
¡Noo!, Nacho no desea ser tocado por ti, le tienes que pedir permiso, ¿qué no vez que siente? ¿Qué sentirías si te empiezo a manosear sin tu permiso?, ¿no te ofenderías?.
Esas eran demasiadas preguntas sin sentido para mi, pero se me hizo demasiado ingenioso lo que decía. Así que solo callé. Un piano con nombre? ¿Atribuyéndose a una persona? Eso si era raro- pensé.
-Lo siento – nos dijo- no estoy acostumbrada a tener visitas, mi nombre es Úrsula, ¿y el de ustedes?
sábado, 4 de julio de 2009
Segunda y tercera parte
OJO LA PRIMERA PARTE ESTA ABAJO, CONTINUA CON ESTA DESPUES
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1 comentario:
orale niña esta muy padre, hasta eso jajaja, ahy me avisas cuando este la 4 parte, haber cuando nos vemos fresa jajaja te veo luego atte:gelo
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